"La arquitectura por sí misma es incapaz de poner solución a los males de la sociedad. Por mucho que haya existido durante gran parte del siglo XX un esfuerzo desde la teoría por reivindicar la autonomía de la disciplina, hoy sabemos que la arquitectura se circunscribe, en realidad, en un complejo proceso que está afectado por lo económico, lo social o lo legal. Pretender que sólo la arquitectura nos salvará es quedarse con una visión reducida de todo esto. Sin embargo, es en ella donde mejor se siguen reflejando los cambios, los aciertos y los fracasos detrás de determinadas políticas, en la medida en que es su concreción material y espacial.
De ahí su fuerza simbólica: de ahí que la caída y la destrucción de un edificio o la violencia que impone, sirven, casi siempre, como metáfora perfecta de nosotros mismos."
Así empieza este artículo de Pedro Hernández en Veredes que recomiendo hoy. Versa sobre la construcción de un barrio modelo en Mexico y de como se degradó y su actual estado como ejemplo de lo que se enuncia en el fragmento que he extractado al principio.