Estamos ya en 2018, en concreto ya es su cuarto mes o sea ya ha pasado un cuarto de año y el reloj avanza inexorablemente. Que tiene este año de especial para que empiece contando cuán de avanzada está ya la fecha?: Pues que este año será obligatorio el uso de la tecnología BIM en algunos proyectos y obras.
En concreto en España y en aplicación de la directiva europea, Directiva 2014/24/UE, que recordemos proviene de 2014 y que la Comisión BIM española en 2015 estableció la implantación de la tecnología BIM obligatoria para la Licitación Pública en dos fases. El 17 de Diciembre de 2018 para las Licitaciones Públicas de Edificación y el 26 de julio de 2019 para las Infraestructuras.
Situación de uso del BIM en el mundo de Building Smart en 2016:
Es decir tenemos aún 9 meses para que entre en vigor la Obligatoriedad de la Implantación del BIM en las obras públicas de Edificación.
La pregunta inminente es: ¿Estamos o estaremos preparados?.
Bueno a mi manera de entender para poder implantar la tecnología BIM a ese nivel harían falta tres patas.
Por un lado los redactores de los proyectos, Arquitectos Ingenieros Arquitectos Técnicos etc y empresas de Consultoría.
Por otro lado las empresas constructoras.
y Por fin las Administraciones.
Si comenzamos por los profesionales de la Arquitectura (la primera fase de la implantación afecta sobre todo a los arquitectos y arquitectos técnicos) he de decir que la sensación es que hay un verdadero interés por la formación en tecnología BIM, no solo entre los profesionales, sino un auténtico boom en cuanto a seminarios, cursos y master, propiciados tanto desde las universidades, como de los colegios de arquitectos, como por parte de las entidades privadas dedicadas a la formación. Los profesionales no solo se están formando si no que las empresas de arquitectura están demandando personal con conocimientos de BIM, toda nueva oferta de empleo en el sector ha incorporado desde hace algún tiempo las 3 iniciales a la lista de requisitos imprescindibles, en previsión de la obligatoriedad de su uso a final de año y por un sentimiento en el sector de que algo va a cambiar a fuerza de decreto y no nos puede pillar con el paso cambiado.
La segunda pata, la de las empresas constructoras, a mi entender va un poco mas lenta. El sector no acaba de creerse que se vaya a implantar, al menos a cierto nivel. En cualquier caso a mi parecer están esperando a ver si primero llegan los proyectos redactados con la tecnología BIM para adaptar su plantilla a la nueva necesidad. En todo caso la empresa suele ser ágil, cuando surja la necesidad se contrata personal con los conocimientos necesarios y adapta su funcionamiento habitual a las nuevas reglas. Al menos como digo a un nivel digamos más bajo. Las grandes empresas de construcción españolas se nutren en los últimos años de obra de infraestructura sobre todo y casi siempre fuera de nuestras fronteras, por lo que el uso de la tecnología BIM ya no les va a sonar a nuevo. Sus procesos ya se rigen por estos estándares en otros países y por lo tanto ya están (algunas) habituadas a trabajar con ellos.
Y llegamos a la otra pata, la de la administración. Aquí la historia es otra. La administración española adolece de muchos problemas, por supuesto, pero no es menor el de la tendencia al inmovilismo. La administración es en esta historia de la implantación de la tecnología BIM la mayor promotora, ya que en definitiva el tema de obligación y de plazos proviene de una exigencia suya, y es también la más interesada (al menos en el papel) ya que la obligatoriedad de implantación no es gratuita o caprichosa.
La implantación, recordemos, se realiza por una necesidad de mejor control, de necesidad de disminución de errores en los proyectos, de mayor control de plazos y sobre todo de mayor control económico de las obras. Y esta es una necesidad, la tecnología y los procesos de control actuales han demostrado ser insuficientes. Hace unos días en la presentación en el COAS de la nueva Ley de Contratos de la Administración, uno de los ponentes cifraba las perdidas de la administración española en unos 35.000 millones de euros anuales por conceptos achacables a la mala gestión, el triple que los achacables a la mala administración, leamos corrupción, que no olvidemos es una de las cuestiones que mas preocupan a los administrados según todas las encuestas.
Sin embargo, y vuelvo al tema de portada, no veo (quizás no tenga todos los datos, es cierto) la misma preocupación en la administración por formar a su personal y trabajadores ni en adaptar sus estructuras a la ya próxima implantación de la tecnología BIM. Es cierto que algunas administraciones ha comenzado por enviar a sus profesionales a charlas e incluso a seminarios sobre la tecnología en cuestión. He visto algunos de ellos anunciados, pero sinceramente el alcance y duración de los mismos no va más allá de una charla y un café para que los técnicos se vayan enterando de que es eso del BIM. y estamos hablando por supuesto de administraciones de alto nivel, o sea las que encargan los proyectos y obras más importantes.
Pero no veo ni el mas mínimo interés en administraciones de nivel inferior, que no olvidemos son las más cercanas a los ciudadanos y que sin embargo son las encargadas de otorgar las licencias de obras y permisos necesarios para poder llevar a cabo las obras.
¿Que están haciendo los ayuntamientos, por ejemplo, para prepararse cuando el 2 de enero de 2019, se entregue a solicitar una licencia un promotor con un disco de un proyecto realizado con tecnología BIM?.
Mucho me temo, que la mayoría no están haciendo nada y que como el caso de los pequeños constructores están esperando a que ese día llegue y ya veremos que hacemos.
El problema es que como de todos es sabido, el nivel de respuesta y sobre todo la velocidad de respuesta de las administraciones no es la misma que el de la empresa privada y la contratación de personal con conocimientos no responde a las necesidades inmediatas de los administrados, estamos ya muy acostumbrados a padecerlo.
Quedan todavía 3/4 partes de un año para que pueda escribir otro artículo rectificando lo que aquí estoy exponiendo, y creerme sería yo el que más me alegraría de tener que hacerlo y lo haría con mucho gusto, pero no por mis dotes de adivino, si no por el conocimiento que todos tenemos del estado de las cuestiones que aquí planteo, me temo que no va a darse el caso.
Ángel Garrido Burón
Arquitecto